domingo, 3 de junio de 2012

Canto fúnebre para un duque, de Elizabeth Eyre


Elizabeth Eyre es el seudónimo con que dos autoras que escriben novelas las firman. Difícil proceso éste que no acabo de entender, y tal vez por ello el resultado, en la obra que hoy nos ocupa, no es precisamente admirable ni mucho menos. No obstante, me he enterado que Segismundo, el protagonista de la novela, también lo es de otras y ya se ha convertido en una especie de Sherlock Holmes renacentista, porque la historia está precisamente ubicada allí, en la Venecia del Renacimiento.
Un acaudalado, tacaño y ruin veneciano es asesinado en su propio palacio y se siembra el misterio en toda la ciudad. Muchos son los que querían matarlo, pero de allí a poder y en la comodidad de su hogar hay una gran distancia. El aventurero  Segismundo es reclutado sin pedirle su opinión por el suegro del muerto para que investigue lo ocurrido.  Pronto se entera de que en esa Venecia los asesinatos por ambición son cosa bien común. Los sospechosos se multiplican con rapidez sin exclusión de los familiares de la víctima.
Hay, sin embargo, poderes ocultos dispuestos a lucrar con el homicidio, y Segismundo sabe que lo mejor que puede hacer no es precisamente resolver el misterio, sino mantener más o menos contentos a todos los poderosos que tratan de obtener algo de sus investigaciones. Eso no le garantiza salvar la vida, pero sí tiempo para hallar el modo de salirse de ese nido de asesinos en que lo han metido por la fuerza. No la tiene fácil. Habrá de sobrevivir a matones obsesivos, viejos traicioneros y ambiciosos y al propio símbolo de Venecia: leones hambrientos. 
Se nota que las autoras se quemaron las pestañas estudiando la historia de la República de Venecia, porque nos dan una buena descripción de la vida en aquella legendaria ciudad flotante llena de asesinos e insoportablemente pestilente. Eso compensa en parte el hecho de que la novela aun estando llena de malos, de crímenes, traiciones y misterios, es bastante deficiente. No termina de enganchar nunca y de principio a fin no causa más que pereza. Acabar de leerla requiere un esfuerzo que termina no valiendo la pena.

¿Qué es lo mejor del libro?
La lección de historia, es lo que estimula para terminarlo.
¿Se lee rápido?
No, me llevó meses.
¿Tiene algunos defectos?
Por todas partes.
¿A quién podría gustarle?
Probablemente a los fanáticos de la novela negra.
¿Deja algún mensaje?
Sólo deseos de prestar el libro y no preocuparse por su devolución.
¿Se merecería ganar un premio?
No, y creo que queda claro por qué.

5/10

Tampoco de este libro he podido encontrar alguna reseña digna para colocar un enlace. Supongo que a la mayoría de los que se han hecho con él no les quedaron ganas de contarlo.

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