Esta novela
policíaca con todas las características del género en su faceta de
entretenimiento puro y simple, fue publicada por el norteamericano Dashiell
Hammett a finales de la década de los 20s. Fue un éxito debido a los
acontecimientos de la época tales como la desolación de la ciudad de Chicago
por causa de Al Capone y su banda de criminales.
Viéndola
ahora podemos darnos cuenta de su simpleza y pobreza literarias, pero eso se
debe a que se abusó mucho de ese tipo de historias, aunque ésta, justo es
decirlo, fue de las primeras, por lo que algún mérito merece, además de que el
argumento, aunque hoy se vea simplón, no
tiene cabos sueltos y cumple con lo que promete.
Un empresario
de una pequeña ciudad estadounidense, Personville, contacta con un detective
privado para el que tiene un trabajo grande, pero cuando éste llega el otro
acaba de ser asesinado. El padre del muerto renueva el contrato con el
detective, pensando que los mafiosos locales, sus socios, liquidaron a su hijo,
aunque bien poco después se arrepiente debido a que no quiere echárselos
encima.
Pero el
detective, sin nombre, cumple rápido su trabajo. Gracias a sus engaños y a su
experiencia con criminales, empieza a pelear a todos los mafiosos de la ciudad,
antes tan unidos, y éstos se matan unos a otros sintiéndose cada uno
traicionado por los demás.
Lo que más
se le agradece al autor de esta novelita es sin duda el ingenio que le dio a su
personaje principal. El detective tiene un colmillo más largo que los de
Drácula juntos, y se saca mentiras de la manga cada que está en un aprieto o
quiere conseguir información. No se anda por las ramas y pone en peligro a todo
mundo con tal de conseguir sus propósitos. Nada que ver, por hacer una
comparación, con el tacto y los finos modales de Sherlock Holmes.
Fuera de
las ocurrencias del protagonista, todo lo demás se lee sin pena ni gloria.
Balazos y más balazos, peleas y más peleas, mafiosos muertos, más acción que
misterio, como si de una ciudad mexicana actual fronteriza con Estados Unidos
se tratara. La novela sólo adquiere mérito si recordamos cuándo fue escrita:
los años 20s. Pero ni así deja de ser lo que es: una novela sin ningún logro
literario, que ofrece poco, aunque bien hecho, y gracias a eso no aburre.
¿Qué es lo
mejor del libro?
Es una
novelita policíaca entretenida, bien escrita aunque pobre en calidad literaria.
¿Se lee
rápido?
Sí, casi de
un tirón. Logra enganchar.
¿Tiene
algunos defectos?
No tiene
grandes defectos, por eso se lee rápido.
¿A quién
podría gustarle?
Creo que a
los fanáticos del género les encanta. A los que no lo son quizás les resulte
muy simplona.
¿Deja algún
mensaje?
No, nada de
filosofía. Raras veces me hace reflexionar una novela de este tipo.
¿Se
merecería ganar un premio?
No, ya no
es su época y aunque lo fuera no alcanza para tanto su reducida calidad.
6/10
Otra reseña del libro aquí
Aquí una más
Y otra breve aquí
No me lo apunto pero porque de esta temática tengo muchísimos pendientes de leer.
ResponderEliminarUn beso!