El principito, de Antoine de Saint-Exupéry

Cuando Europa se dedicaba a cometer la más grande y horripilante masacre de todos los tiempos, hubo un hombre que hizo uno de los libros más bellos y conmovedores de todos los tiempos; le llevó pocas páginas y se valió de dibujos y sucesos sencillos,  lo que demuestra que el bien y lo bueno no exige a veces grandes esfuerzos, sólo voluntad.

El principito viene en un pequeño libro, pero, cosa rara, ese modesto empaque no contiene una obra maestra, contiene dos. Saint-Exupéry no sólo escribió quizás el libro más bello jamás escrito, también lo acompañó de la que quizás es la dedicatoria más bella jamás escrita. Dedicó el libro a su mejor amigo -un judío viviendo en la Francia ocupada por los nazis- de una forma extraordinariamente conmovedora. Cito, para quien no la conozca:

A Léon Werth

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una excusa seria: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene una gran necesidad de ser consolada. Si todas estas razones no fueran suficientes, querría dedicar este libro al niño que en otro tiempo fue esta persona mayor. Todas las personas mayores han sido primero niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, entonces, mi dedicatoria:

A LÉON WERTH, cuando era pequeño.

El libro es de una sencillez tan enorme que agranda su hermosura. Trata sobre un aviador que a los seis años abandonó su prometedora carrera como pintor por culpa de los adultos. Pero aun con ese trauma, de adulto sigue siendo un hombre que entiende a los niños, cualidad que no comparte con muchos.

Un día que se ve obligado a efectuar un aterrizaje forzoso en el desierto, sin nadie cerca que pueda ayudarlo y con su vida peligrando seriamente, el aviador conoce a un pequeño príncipe que no es de la tierra, tiene su propio planeta en el que apenas cabe. Se hacen amigos y charlan de muchas cosas que no pienso revelar. Es mejor que los pocos que no han leído El principito lo lean y las descubran. No lleva más de una hora hacerlo.
Es bueno tener este librito en nuestra biblioteca, en tapa blanda, tapa dura, viejo o regalado, no importa, lo importante es tenerlo para poder sentarnos a leerlo en momentos de tristeza o de enorme alegría. Es un libro mágico que alivia el alma de sus dolores. Es mucho más mágico que los libros de Harry Potter.