David Baldacci es uno de los escritores más
vendidos en los Estados Unidos. Nacido en 1960, trabajó como abogado hasta que
los lectores le dieron el visto bueno y pudo vivir de escribir novelas de
suspenso. Buena suerte es una pequeña
novela –literariamente hablando, 382 páginas– sin muchas pretensiones que aun
así puede resultar una lectura agradable, para chicos y grandes.
En este caso Balacci se aleja del género que le
ha dado fama mundial. Buena suerte
encierra una historia de familia, de una familia que se hace pequeña por un
accidente. La novela inicia en Nueva York, en los años 30, el día en que dos
hermanos, Luisa y Oscar –Lou y Oz–, pierden a su padre y ven cómo su madre
queda como un muñeco que tiene vida sólo porque respira.
Sin un adulto que se ocupe de ellos, los niños
son enviados a las montañas de Virginia Occidental, con su bisabuela, Luisa,
una anciana fuerte como un viejo árbol que se está secando poco a poco y que,
obviamente, no lo ignora. Vive con Eugene, un joven negro leal que no halla
nunca una forma de expresarse de la forma que él quisiera.
Con la llegada de sus descendientes, Luisa
comprende que para ella inicia una difícil batalla. Sabe que tendrá que
educarlos lo más rápido posible porque la pérdida de tiempo ya no es un lujo que
pueda darse. Sus sacrificios empiezan desde el primer día, pero a pesar de la
dureza de la vida que llevan, de los problemas que tienen y de los que ven
acecharlos, todos ponen lo mejor de sí para lograr ser lo que son, una familia
que se ama, que se cuida mutuamente y que está preparada para lo que venga.
Lou y Oz se adaptan como pueden a la vida en
las montañas. Su presente no se parece nada a su pasado en la gran ciudad de
Nueva York, pero saben que a allá no van a volver, y que su futuro inmediato, les
guste o no, se encuentra en esas tierras de donde procede su familia.
Se hacen grandes amigos de un niño huérfano, Diamond, quien les demuestra que la
soledad e incluso también la ignorancia pueden ser dos grandes puertas a la
felicidad. Pero también allí, en esas montañas, donde vive gente humilde que
lucha a diario por sobrevivir, se hallan personas malvadas y ambiciosas que en
su afán por arrebatar tierras pueden primero arrebatar vidas muy queridas.
Luisa, la matriarca, sabe que tiene que
proteger a sus bisnietos de enemigos nada piadosos cuando a consecuencia de su
avanzada edad la vida se le escapa rápidamente. Pero su fuerza, al igual que su
apariencia física rejuvenecida, la ha heredado la otra Luisa, Lou, quien está
dispuesta a relevarla con el coraje propio de las mujeres de la familia.
Precisamente, la novela es un buen homenaje a
la familia, y los personajes están dispuestos a proteger la suya con todos los
recursos que tienen a la mano, y cuando ya no les quede ninguno, a esperar un
milagro, o a llamarlo con todas las fuerzas de su ser.
¿Qué es lo mejor del libro?
El amor a la familia, y los sacrificios que se
pueden hacer por ella. Eso compensa en mucho lo que le falta a la novela por
otros lados.
¿Se lee rápido?
Demasiado, es una lectura muy ligera.
¿Tiene algunos defectos?
El hecho de que sea una novela sin pretensiones
de llegar a obra maestra y que cumple con lo poco que promete en el aspecto
literario, no deja lugar para buscarle defectos.
¿A quién podría gustarle?
Creo que a cualquiera podría gustarle cuando
menos un poco, y a muchos les vendría bien leerla.
¿Deja algún mensaje?
Sí, muchos, casi todos relacionados con el amor
a la familia, pero también a la amistad. En ese aspecto la novela crece y crece
a cada página.
¿Se merecería ganar un premio?
No, no llega a tanto, pero luego premian otras
peores.
6/10
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Y también aquí una muy breve
Tal vez no lea el libro, porque hay tantos que nunca se llega a todos, pero me gustó tu reseña, al menos ahora sé de su existencia y si un día cae en mis manos no voy a dudar en leerlo, gracias!
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