sábado, 25 de agosto de 2012

El hombre del suburbio, de Francisco de Cossio


El protagonista de esta novela es un español aristocrático venido a menos. A mucho menos. Educado en Inglaterra como todo un señorito, con un perfecto dominio del francés y del ingles, como corresponde a su estamento, en la flor de la juventud se ve reducido a la pobreza, que no a la miseria, debido a que su padre se arruinó.
Ernesto, que así se llama, encuentra un trabajo de oficinista donde gana lo necesario para vivir modestamente. Pero un mal día es despedido y poco a poco su pobreza se va convirtiendo en miseria. Al no poder encontrar otro trabajo, se ve obligado a abandonar su modesta vivienda y a mudarse a un suburbio a vivir en una mísera chabola.
Con ropas desgastadas, zapatos rotos que le quedan grandes, enfermo y hambriento, Ernesto impresiona a quienes lo ven porque, aun con esa apariencia, es un pobre que no parece pobre. Su obsesión por la higiene lo hace rasurarse todas las mañanas, aun cuando ni siquiera tiene un espejo para ayudarse. Su comportamiento impecable, es todo un caballero, provoca que algunas personan crean que realmente es un hombre rico que está fingiendo ser pobre.
Los muy arraigados principios de Ernesto le impiden pedir ayuda, él sólo pide trabajo, que nadie quiere darle, pero si una buena persona le ofrece un plato de comida, lo agradece como si lo estuvieran alojando en el palacio de un rey, con palabras llenas de refinamiento y bondad.
Cuando ha perdido las esperanzas, y ya no tiene con que comer, se resigna a morir en su mísera chabola, pero un aristócrata con forro de pobre, incluso allí en el suburbio, atrae a las personas que jamás han visto a un pobre en harapos tan limpios.
La novela en un principio me ha parecido de mediana calidad, buena sin serlo tanto, con algunas frases impagables que se agradecen, pero hacia el final se nos cae. Eso no es raro. Son muchos los autores que justo en el final de sus novelas es cuando se ven en problemas y no las terminan de la manera más apropiada, y éste es uno de esos casos.
Con todo, reconozco que no se pierde el tiempo leyéndola, y, además, nos deja un mensaje más que claro: la suciedad, la pereza y la vulgaridad no tienen porque ser hermanos inseparables de la pobreza. Muchos dirían que una persona que vive en la miseria no se ocupa de su apariencia porque su precariedad le quita los ánimos de todo. Eso es, desde luego, una razón, pero no una justificación.
Algo más que también es importante y que resalta esta novela es el valor de una buena educación. Ernesto llevó sus impecables modales hasta el suburbio donde se vio obligado a vivir, y allí habría mantenido una conversación interesante con un rey o un nobel. La educación no se pierde nunca, por más que la vida cambie.
Como puede apreciarse por la portada, la novela fue editada en los 50s, y no garantizo que sea fácil hallarla actualmente si no es en alguna biblioteca o librería de viejo. No puedo evitar pensar que si en lugar de un español la hubiera escrito un ruso no sería tan anónima.

¿Qué es lo mejor del libro?
Es una novela bien escrita, aunque de cortos objetivos que, eso sí, cumple a la perfección.
¿Se lee rápido?
Sí, se lee bastante rápido. Es, en algunos aspectos, lectura muy ligera.
¿Tiene algunos defectos?
Quizás un final más bien elaborado habría hecho mucho por ella, pero así son las cosas…
¿A quién podría gustarle?
Creo que es una novela para todo público. Incluso la recomiendo para adolescentes.
¿Deja algún mensaje?
Sí, muchos, aunque el principal es cuando Ernesto se niega a perder su dignidad y su educación aun cuando pierde todo lo demás.
¿Se merecería ganar un premio?
No llega a tanto, pero considerando las que premian hoy en día creo que lo mejor es decir que sí.

7/10

No he encontrado en la red nada sobre esta novela. Es  prácticamente una obra que está en el anonimato. 

2 comentarios:

  1. Muy interesante aunque tanto el autor como la novela me eran del todo desconocidos. Me gusta la recomendación así que me la guardo. Un beso :)

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  2. Nunca había oído hablar de ella pero si soy sincera si me hiciera con el sería por eso, más que porque me atraiga.
    Un beso!

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